El proyecto para el edificio del Colegio de Arquitectos nació de un concurso que se celebró en 1958 y consta de dos partes: un cuerpo bajo en forma trapezoidal (que contiene el espacio de exposiciones y la sala de actos) y una torre de ocho pisos de altura.
La última intervención en el edificio se realiza con la voluntad de convertirlo en el Centro Abierto de Arquitectura de Barcelona. El nuevo proyecto, aprovechándose de su ubicación privilegiada, crea un ágora central conectada con el espacio público exterior y comunica física y visualmente una secuencia de espacios comunes existentes. Esos espacios comunes son el acceso al edificio, una planta altillo (para exposiciones), el salón de actos, el Espacio Picasso (que se flexibiliza y se dan opciones de compartimentación), la planta segunda y la terraza, que genera el cambio de volumetría del edificio. Como consecuencia, en planta segunda aparece un nuevo mirador interior-exterior sobre la plaza Nova donde se prevé que se puedan realizar diferentes eventos culturales abiertos a la ciudadanía, y que enfatiza la voluntad de convertir el edificio en un punto de encuentro.
La visita incluye documentos originales del arquitecto