Sitges es una población íntimamente ligada a la proximidad del mar, una relación que también se encuentra reflejada en la trama urbana y en su arquitectura. A los restos íberos y a las construcciones de origen medieval, se suman los edificios, públicos y privados, surgidos del período de esplendor económico que vivió el pueblo, gracias a los americanos, durante la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX. Y no olvidamos la atracción que la luz de Sitges ejerció sobre personajes como el pintor Santiago Rusiñol o del estadounidense Charles Deering, que quisieron tener aquí “su lugar en el mundo”, convertirlo en un pueblo abierto y cosmopolita, con grandes proyectos como la noucentista ciudad jardín Terramar. Sitges fue, también, el taller de pruebas para arquitectos que, con los años, se han convertido en iconos de la arquitectura moderna, como lo es la figura de José Antonio Coderch.
En Sitges, se ven reflejadas diferentes piezas esenciales que enseñan las partes de la arquitectura de hoy en día. Se destaca la Biblioteca Pública Santiago Rusiñol, donde predominan las terrazas enjardinadas, recientemente rehabilitadas, y el Palau Maricel, situado en el centre histórico de Sitges. Resaltamos, también, el Mercat Vell, un edificio de finales del siglo XIX, innovador por su configuración de espacio diáfano, que permite la estructura de hierro.
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