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15/11/2019

Natalia Ojeda habla de los diferentes aspectos de la profesión de arquitecta

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Natalia Ojeda desarrolla paralelamente colaboraciones con varios despachos de arquitectura y diferentes proyectos de obra propia. Entre los años 2003 y 2012 colabora con el despacho de Josep Llobet Arquitectes en la restauración del edificio de Can Negre y en la restauración y posterior adaptación como sede del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya del edificio de la Torre de la Creu, ambas obras del arquitecto Josep M. Jujol, en Sant Joan Despí (ciudad que participa en el festival 48h Open House BCN desde el año 2015).

Nos ha mandado un texto descriptivo de la participación en los proyectos que reproducimos a continuación.

 

NATALIA OJEDA

Yo trabajaba en el despacho de Josep Llobet cuando le encomendaron este encargo y formé parte del equipo del despacho que desarrolló el proyecto: era un trabajo que hacía especial ilusión a Josep Llobet y nos contagió su ilusión y su pasión por el trabajo de Josep Maria Jujol.

Por un lado, el encargo de la Torre de la Creu consistía en restaurar su interior “tal como había sido concebido el edificio por Josep Maria Jujol en el año 1913, mediante un trabajo de recuperación esmerada, investigando sobre cada rincón del edificio para devolverlo a su estado original. Devolver a la casa, su estructura interior y sus compartimentaciones. Y entender el edificio como dos viviendas, como era inicialmente, mediante la recuperación del suelo original en la vivienda” (Josep Llobet). Por otro lado, se tenía que adaptar a sede del COAC en Sant Joan Despí.

Natalia Ojeda Arquitecta

Mi trabajo en la Torre de la Creu empezó con el levantamiento de la torre. Para mí fue emocionante estar allí varias veces midiendo el edificio porque en cada visita encontrábamos algo diferente (fueron varias veces porque el diseño circular de todas las estancias dificultaba nuestra precisión a la hora de volcar las medidas en los planos). Otra parte muy emocionante era ver de primera mano los hallazgos que hacíamos fruto de la investigación de Josep Llobet, de fotos y planos del archivo, que luego íbamos desarrollando en el despacho a partir de esquemas, dibujos, planos y maquetas. Cada nuevo descubrimiento nos resultaba emocionante, por un lado, los de la observación de fotos y planos originales, y por otro lado, los descubrimientos en obra al ir quitando capas de pintura y falsos techos.

Otra parte muy interesante de este proceso, del cual tuve el privilegio de formar parte, fue la reproducción a escala 1:1 de la planta baja de la Torre de la Creu en la sede del COAC de la plaza Nova en Barcelona. Para este proyecto efímero, pudimos llevar piezas, dibujos y fotografías que habían sido esenciales para el proyecto. Fue una experiencia muy enriquecedora. Finalmente colaboré en el taller infantil que se organizó en el COAC para acercar a los niños la manera de proyectar de Josep María Jujol. Una excelente experiencia también.

La delicadeza del trabajo de Josep María Jujol y la ilusión y dedicación del trabajo de Josep Llobet en este proyecto, me permitieron aprender y aportar mi pequeño grano de arena durante el proceso: proyecto, exposición y taller respiraban de esa frescura y alegría tan presente en las obras de Josep María Jujol.

La colaboración en Can Negre fue más acotada, a Josep Llobet le habían encargado la restauración de la fachada, y una vez más la idea suya fue remitirse al proyecto original intentando recuperar elementos originales de gran interés perdidos en posteriores reformas. Colaboré en el levantamiento de la fachada y de sus patologías.

Cada vez veo más la importancia del equipo que hay detrás de un arquitecto, tener un equipo comprometido e ilusionado en los despachos hace los proyectos más bonitos e interesantes. Ahora que estoy más alejada del diseño y más cercana a la comunicación de la arquitectura veo que tanto la cabeza como el equipo que hace el trabajo silencioso y comprometido detrás son esenciales para que los proyectos se hagan realidad.